Las madres adoptivas amamos a nuestros hijos como si fueran biológicos

Esta vez mi post es totalmente personal, llevo un gran tiempo con el nudo en la garganta pero no he podido expresar con palabras lo que siento, no solo por la rabia que esto me da sino por mi hija, por todo el esfuerzo que pongo en ser una mamá «a su altura» y porque en un futuro estas opiniones absurdas pueden herirla.

No es la primera vez que alguien hace un comentario para pasar por alto mi opinión con respecto a algun tema sobre la maternidad: «como soy madre adoptiva no estoy calificada para hablar sobre el amor de una madre, ya que mi amor no es el equivalente al que siente una madre biológica, porque el hecho de tener un hijo en el vientre y sentirlo es esencial para sentir amor maternal por una personita».

¿Como puede alguien saber que se siente ser madre adoptiva?  ¿Como puede alguien saber la cantidad que amor que sentimos por nuestros pequeños si ni siquiera nosotros lo sabemos? ¿Como puede alguien ser tan cruel de discriminar a una persona diciendole que en realidad no es madre porque nunca tuvo un hijo en el vientre y que no está calificada para hablar sobre temas de maternidad?

Ellos no saben lo que siente una madre adoptiva, si bien en mi caso no tuve el tiempo de espera como muchas otras mamis (que fácilmente puede compararse con un embarazo complicado) solo con su mirada y su cuerpito, ¡Tan frágil! me hizo amarla con todo mi ser, por ella soy capaz de todo en esta vida y si alguien me dice que existe amor mas grande que el que siento por ella no le creería nunca. Si bien se que en el embarazo se crea un lazo especial, y tu bebé es parte de tu carne, yo con ella sentí una simbiosis desde el mismo momento en que la apoyé en mi pecho, la sentí como adosada a mi cuerpo, me sentí como una cangura con ganas de pegarla a mí y saber que está protegida.

Decidí darle de mamar porque sentía que era mi deber como madre, por tener pechos para crear un alimento esencial, el saber que mi leche la estaba ayudando a crecer, a ser mas sana, me hizo sentir una satisfacción increíble, como me dijo alguien muy claro en un email: «tu leche hace que una parte de ti este con ella». Si, hasta se me parece la pobre :). 

La amo y adoro ver como crece y acompañarla en ese camino, se que su madre biológica la amó mucho y dio la vida por ella, a veces me siento mal que su desgracia haya condicionado mi felicidad, no entiendo por que todo sucedió así ¿Y si su mamá sobrevivía al parto? yo no sería su mamá y no la amaría, tal vez me hubiera separado de su papá porque su prioridad principal hubiera sido ella y la mía no, no se que hubiera pasado pero ella me hizo aún mas feliz y me enseña cada día a como ser una mejor mamá, es la mejor profesora en el mundo.

Se que si tuviera un hijo biológico no sería igual, claro que no, cada embarazo, cada adopción, cada experiencia es diferente no se puede comparar una con otra, lo cual no resta que las madres amamos a nuestros hijos por igual sin importar como llegaron a nuestras vidas y por qué son nuestros hijos.

Solo una madre adoptiva puede afirmar que el amor que se siente al ver a tu hijo por primera vez es igual que en las madres biológicas y si bien espero alguna vez poder pasar por la experiencia de un embarazo si es que mi cuerpo me lo permite estoy segura que voy a sentir exactamente lo mismo que siento con Dido, nunca sentí esa diferencia, me pregunto por que todos quieren hacértelo notar, no amo a mi hija porque la tuve en el vientre, la amo por las cosas que compartimos, porque es ella, por sus locuras y su forma de ser, por ser parte de la persona con la que deseo compartir el resto de mi vida, porque es mi hija, la amo y sinceramente no se explicar por que.

Mi hija es adoptada y estoy muy orgullosa de eso; pero además es mi hija biológica «de leche».

Madres que dan a otras madres: Un regalo para toda la vida

Volviendo al blog después de mas de un mes de vacaciones vengo con una propuesta de Vivian del blog Nace una mamá, «madres que dan a otras madres», este día voy a hablar de mi querida amiga Airena, una mujer luchadora como tantas y mi hermanita del alma.

Airena estaba embarazada y fue bastante complicado, no solo por la situación que tenía con el padre del bebé sino por varios problemas orgánicos lo que tristemente terminó en un aborto espontáneo (no provocado), no me olvido mas el día en que me llamó desconsolada contandome la noticia y yo no sabía que hacer para ayudarla, no se me ocurrió otra cosa que pedirle que viniera a vivir a casa  para dejar la ciudad y tomar «Buenos Aires», además teniéndola a ella en casa no iba a llevar a Dido a la guardería y podía trabajar tranquila estando segura de que mi hija quedaba en buenas manos.

Mi bella amiga vino al rescate pero esos primeros días lo había pasado muy mal no solo por el dolor del alma, sino también porque tenía gran cantidad de leche que su cuerpo había creado para alimentar a un ser que ya no estaba con nosotros, por es mismo la comprendí cuando me pidió si podía ayudarme con la leche materna de Dido y yo encantada recibí su ayuda a pesar de los numerosos prejuicios que distintas personas crearon sobre el tema (cuando estuvo hospitalizada se hizo exámenes que le ayudaron a  comprobar que no tenía ninguna enfermedad grave). Pero a pesar de toda la ayuda que ella me ofreció durante ese período y la cual agradezco muchísimo, esa historia no es la que me interesa contar hoy pero está relacionada.  En el mismo edificio donde vivía yo, una vecina amiga tenía un bebito de 1 mes que no había podido amamantar porque sus glándulas mamarias habían sido extirpadas a causa del cancer de mama que había sufrido unos años antes, pocos días después de que mi amiga se mudara con nosotros le comenté a mi vecina Cecilia la ayuda que me daba Airena y sus deseos de donar su leche a un banco, de ahí Ceci tímidamente le pidió el favor a mi amiguita bella, desde ese entonces Aire se convirtió en nodriza de Lautaro, fueron cuatro meses que a ella le ayudaron a superar el dolor, ayudando a otra mami, y a finales de diciembre del año pasado cuando ella volvió a su ciudad lloramos su ausencia, pero estoy segura que Cecilia y Lautaro van a agradecer toda la vida el regalo de Airena. Si bien acá en Argentina se celebra el día de la madre en octubre no podía dejar pasar esta oportunidad para destacar a estas dos mujeres luchadoras que se unieron y fueron solidarias una con otra, que se ayudaron entre ellas para superar enfermedades y pérdidas, y a mi amiga que me ayudó toda la vida, desde que íbamos a jardín de 5, ella es mamá de un angelito que no pudo nacer.

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